Resolutivo histórico en la Cámara de Diputados, fue el que ocurrió esta semana el miércoles 15, cuando los legisladores de oposición —al PAN y al gobierno— rechazaron las cuentas públicas de la administración del expresidente Vicente Fox Quesada, correspondientes a los años 2002 y 2003. A partir del estudio de la propia Auditoría Superior de la Federación (ASF), los diputados consideraron que hubo un enorme cúmulo de irregularidades. Los señalamientos y calificativos no se hicieron esperar: mal uso de recursos públicos, manipulación y desviación; es decir, corrupción, entre otros. “Corruptos”, fueron los gritos que tuvieron que aguantar los panistas del resto de los diputados, ese día en el legislativo. Inédito porque la oposición se unió en el repudio.
Durante cuatro horas de debate político desde la tribuna de la Cámara de Diputados, la mayoría de los argumentos expuestos rondaron en contra de Vicente Fox, porque ni siquiera los panistas tuvieron los elementos suficientes para salir en su defensa. Al PAN sólo le quedó el argumentó que la ASF destacó entre las principales observaciones las que hiciera a las finanzas de algunos estados gobernados por el PRI, como son Oaxaca, Puebla, Veracruz, Estado de México. Y que durante la era priista el país vivió la peor etapa de corrupción como gobierno.
Los partidos —PRI, PRD, PVEM, Convergencia, PT, Nueva Alianza y Alternativa— arremetieron duro con los propios argumentos proporcionados por el órgano fiscalizador de la Cámara, la ASF, y otros calificativos bien asestados. Para Beatriz Pagés del PRI, el gobierno de Fox es parte de “un mundo esquizoide donde a las deficiencias, errores y omisiones, es necesario agregar una serie de absurdas contradicciones”.
Para Convergencia, Juan Manuel del Río, el gobierno foxista ha sido el peor, “el mayor ejemplo de deshonestidad en los últimos 20 años”; por el PRD, Virginia Batres dijo que su gobierno ha sido el más corrupto y ridículo de cuantos ha habido.
Entre todos los calificativos endilgados por los legisladores destacaron al menos los de “mentiroso, megalómano, irresponsable, inculto, improvisado, torpe”.
De los números destaca que, pese a que Fox dispuso de 719 mil 53 millones de ingresos extraordinarios, producto del precio internacional del barril de petróleo que se elevó más allá de lo previsto en el mercado petrolero mundial, y prometer un crecimiento del 7 por ciento anual desde el arranque de su sexenio, el país se estancó al lograr apenas un 3.2 porcentual en su crecimiento económico. Lo peor fue que, con toda la cantidad de recursos disponibles, el endeudamiento durante el foxismo alcanzó la cantidad de 603 mil millones de pesos en deuda pública contratada.
Con todo y que las cuentas de los siguientes años fiscales están pendientes todavía, los adelantos ya tienen algunos desfalcos de otros años hasta cubrir todo el sexenio. Siguen el 2004 y el 2005, pero el 2006 tiene lo suyo.
La “familia presidencial” (en el punto, Juan Guerra del PRD) no sólo manejó los recursos públicos sin transparencia, lo hizo sin escrúpulos también porque los hijos de la señora Marta Sahagún igual han recibido señalamientos y hasta demandas que a la fecha no encuentran cauce legal.
En la votación final, la cuenta 2002 se rechazó con 174 votos contra 163 a favor; la cuenta 2003 con 179 en contra, por 165 a favor, pese a los reclamos de los panistas al presidente de la Mesa Directiva César Duarte.
Falta todavía, digamos, seguir destapando la cloaca del manejo de fondos públicos para descubrir con pesos y medidas las irregularidades de las cuentas sexenales del presidente del cambio, Vicente Fox. Entre tanto, los dictámenes fueron regresados a la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública. Y en lo sucesivo, actuar como proceda, sobre el porqué el rechazó a las cuentas públicas del sexenio de Vicente Fox.
17/abril/2009.
lunes, 21 de diciembre de 2009
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