jueves, 24 de diciembre de 2009

Perdedores del PRD

De dientes para afuera, Jesús Ortega Martínez dice que se responsabiliza por los resultados de las pasadas elecciones. Él como presidente del PRD, es quien da la cara y pone su renuncia sobre la mesa. Pero es demasiado tarde. Lo que significa que ni él se la cree.
¿Desde cuándo renunció el mayor perdedor, en todo caso el dirigente del PAN, Germán Martínez Cázares? ¿Con un poco de vergüenza, no ha pasado el tiempo suficiente para que hiciera lo propio el segundo derrotado, en el proceso del 5 de julio? Que no ponga la renuncia sobre la mesa, que la firme sobre el papel. Y ni son “artilugios”, ni asume —como lo dice— su responsabilidad.
Calificativos fuera no le quedan. Con denostar a los críticos que no piensan como él no gana nada. Pierde. Resulta intolerancia. Y eso lo menos. Pero Chucho Ortega es un perdedor, y no lo va a reconocer. Y no se va a ir de la dirección partidista. Por eso se apresuró a buscar aliados, antes que todo, para sacar a Andrés Manuel López de la jugada. En esas anda con el ingeniero Cárdenas, y ahora con Leonel Godoy y el resto de Los Chuchos; los suyos.
Ejerce Chucho el espaldarazo al gobernador de Michoacán. Por eso el Congreso se realiza en Michoacán. Pero no es territorio neutral. Y quien requiere el apoyo es el mismo Jesús. Michoacán es el escenario del ingeniero Cárdenas. Es el mejor territorio para que El Peje no se le ponga enfrente.
Antes bien, para plantear su salida “porque hizo llamados al voto por otros partidos”. Más papista que el Papa, el puritanismo andando.
Ahora siguen los acuerdos de Morelia para el PRD. Entre la trifulca de las corrientes; o, mejor dicho, de las tribus. Con el escenario de la derrota perredista de las pasadas elecciones. Los temas: la refundación del partido ante la debacle electoral y la crisis económica, entre otros. Para este último tema no tendrán problema. Habrá definiciones. Grandes coincidencias. Pero en el primero ni hablar. No se puede refundar un partido sin propuestas. O bueno, sí las hay pero no están entre los que se juntan en Morelia. Los Chuchos no son el partido. Al menos el partido de izquierda que México necesita.
La refundación será una trastada, más de lo mismo. Peor aún. Porque desenfundarán la espada para expulsar contrarios. Será un harakiri. No sólo los mil 500 que ya están fuera. También los que quieren expulsar a El Peje. Pero ahí se van a topar con pared. Porque no le están midiendo suficientemente a la medida. Porque se les revertirá. Habrá tantos más perredistas de los que se imaginan que saldrán por mera voluntad. Por solidaridad con El Peje.
Lo que debió ser la renuncia de un solo hombre, el dirigente, será la de muchos más. Empecinamiento. Eso traerá más problemas que la refundación de membrete. Y no pasará tanto tiempo antes de ver las consecuencias.
Chucho tiene muchas desventajas. Pero la principal es que se trata de un concertador. Con esa suspicacia llegó a la dirigencia del PRD. Porque no ganó a ley. Con los votos partidistas, sino con las manos de Felipe Calderón a través del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Y a Felipe Calderón le sirve más un dirigente de “izquierda” maleable que otro con posturas críticas. Vamos, Chucho es funcional con el sistema. Lo que no pasaba con otros, como el mismo Alejandro Encinas. Por cierto que el desgaste que sufra Jesús por su renuencia a salir del partido, le traerá secuelas. Y caras. Perderá credibilidad. No sólo porque el de Morelia será el Primer Congreso poselectoral, sino porque el movimiento de la política estará en los poderes legislativos. No en las dirigencias partidistas. Con todo y que al PAN no le queda más que eso.
Y en esas anda la disputa perredista por encabezar las fracciones, tanto en la Cámara como en el Senado. Ya salió a la luz pública que, por ejemplo, en el Senado le corresponde la Presidencia al PRD. Ahí las dos posiciones son importantes. Y con todo y que el PRI no quiere, especialmente Manlio Fabio Beltrones, porque la quiere él. Ya Carlos Navarrete la negoció con el PAN. Con Gustavo Madero. Así, quedando de lado el PRI y las intenciones frustradas de Beltrones —seguramente no la supo negociar—, la Presidencia senatorial puede recaer en el perredista Tomás Torres. Porque tampoco los partidos quieren al propio Navarrete, empezando por el PAN.
Y en la Cámara el liderato del PRD puede recaer en Encinas. Con eso todavía perderá Chucho. O sea, que por donde se le mire, Jesús Ortega es un perdedor. Y sin calidad moral porque llegó cuestionado a dirigir al PRD, lo que provocará será un ahondamiento de la crisis. SE verá con el efecto Peje. Entretanto, supone que las tiene todas consigo. Porque es el presidente que se apoya en los clanes de Michoacán. Pero el PRD local anda entre la lumbre. Y si no escúchese a Godoy, que no dice nada sustancial sobre el PRD.

3/agosto/2009.

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