Como dice el adagio. Primero tiran la piedra, luego esconden la mano. Así están actuando los panistas en algunas de las entidades del país donde este 5 de julio habrá elecciones. La guerra mediática se está convirtiendo en una sarta de golpes. Lo que los candidatos no pueden hacer por la vía de la propuesta de convencer a sus electores, lo pretenden por la fuerza de los golpes ante sus contrincantes. Las campañas se están envileciendo.
Bueno, si la guerra de espots, o mediática y hasta del internet —que colocaron arbitrariamente aprovechándose del hueco en las leyes sobre regulación— no da frutos, entonces, los resultados los pretenden alcanzar por otros medios: los de la intimidación, las amenazas y hasta la trifulca con golpes. Primero el PAN agita las aguas, porque el presidente nacional de ese partido hace hasta lo imposible por descalificar a los otros partidos con grandes posibilidades de triunfo, como el PRI y el PRD, luego no puede contenerlas. Y se le están desbordando, porque río que suena... Según el trato que das es el que recibes; como “el respeto al derecho ajeno que es la paz” de Juárez.
Pero el clima de agitación comenzó desde hace algunos meses, y lo encabezó el propio Felipe Calderón, haciendo proselitismo por su partido. Luego colocó a Germán Martínez Cázares, para lanzar injurias a los cuatro vientos. El PAN se abrió de capa con su flamante dirigente nacional; sacó los dientes, sucios, por cierto. La campaña como guerra mediática. Primero tachando al PRI de estar involucrado con el narcotráfico, luego arremetiendo masivamente contra aquellos gobiernos estatales “sospechosos” de tales enjuagues. Las detenciones han sido más espectaculares que efectivas, porque la coyuntura es electoral. Golpes de timón para ganar simpatizantes. Ignoran que esos arrebatos lo que les están dejando es rechazo. Ahora, pero no sólo desde ahora, sino desde el desencanto de Vicente Fox, la gente ya no les cree a los panistas. Por eso el temor. Eso mismo explica las reacciones, intentonas de descalificar al contrario, al “otro” que es peor que yo.
En la estrategia antinarco, por ejemplo, en lugar de reconocer que el narcotráfico y la delincuencia organizada son problemas nacionales, y que nadie puede tirar la primera piedra por no estar libres del pecado, lo que el PAN debería hacer es atender el problema con una estrategia de Estado, como se hizo en Colombia o como se atacó a la cosa nostra en la Italia de las mafias. Pero en lugar de eso, los panistas encabezados por Calderón —que nunca ha dejado su filiación partidista, antes que comportarse como lo que es, el presidente del país y adoptar la institucionalidad como conducta—, están buscándole tres pies al gato, cuando ya es sabiduría popular que el gobierno de Fox, la señora Marta dejó escapar a Joaquín El Chapo, Guzmán como sacó a Raúl Salinas de la cárcel, y lo siguen protegiendo. Y que buena parte de los conflictos en el país en materia de inseguridad es porque los panistas han dejado que al cáncer del narco se extienda por el país.
El fin, lo cierto es que ahora los panistas se quieren curar en salud, pero nadie se los cree ya. No obstante tienen el poder en las manos, temen que pronto se los arrebaten los votos a favor de otros partidos, como el propio PRI. Y es que el institucional sigue siendo el parámetro, porque el PRD no ha mostrado tener la fibra necesaria para gobernar bien. Al contrario, donde ha gobernado el perredismo se ha fragmentado más la sociedad, porque a los perredistas les interesa nada más su proyecto personal. No es el sello de Marcelo Ebrard, precisamente, porque él trae la escuela del PRI, desde Camacho Solís, cuando en esa regencia fue el director general de gobierno. Entones, no es de la escuela perredista. Es de le escuela priista.
Resulta que ahora, después de generar ese ambiente de zozobra, por no decir de violencia proselitista, y so pretexto de las agresiones, el PAN pretende militarizar el proceso electoral del 5de julio. Sacar al Ejército a vigilar las casillas, como lo sugiere el senador Ulises Ramírez Núñez, quien denuncia agresiones contra candidatos de Atizapán, Naucalpan y Huixquilucan, sin mayores pruebas.
Y arremete contra priistas para justificar sus dichos: “El PRI está generando un ambiente de tensión, de miedo, de terror; evidentemente con la intención de ahuyentar a la gente de las elecciones”, supone. Pero ese ambiente sucio tiene orígenes panistas. Por donde se le mire.
11/junio/2009.
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario