jueves, 24 de diciembre de 2009

Chomsky

De la lingüística: la gramática, la semántica y la sintáctica —o viceversa—, al análisis político. Es la trayectoria de Noam Chomsky. Todo un personaje, es uno de los intelectuales más prestigiados en su país, Estados Unidos, y fuera de él. Reconocido por sus puntos de vista, es un crítico aguerrido del imperio y de su política exterior. No calla ante el impacto del imperialismo en el orbe; ese es su tema permanente de análisis. Su cuantiosa obra —más de 100 libros publicados— y sus puntos de interés así lo demuestran.
Preocupado por el impacto exterior, por los engaños de su país, por las guerras promovidas desde adentro, por las injusticias que genera su actuación, por la intromisión en la vida interna de otros Estados, o el uso de la vía del espionaje o de la contratación de mercenarios. Igualmente por la expansión y apropiación de las riquezas de otros pueblos. Por los artificios de la democracia norteamericana, los intereses que defiende El Tío Sam, las intervenciones directas en la preparación de los golpes de Estado, en asesinatos a cuenta de intereses políticos y económicos, etcétera.
Noam Chomsky comenzó con el estudio desde el periodismo, desenredando el doble lenguaje del poder impreso en los grandes medios de comunicación de EU. Principalmente de la prensa escrita: The New York Times, The Washington Post, y otros más. Desentrañar las mentiras, como mecanismo para desvirtuar y confundir desde el poder vía el uso de los medios de comunicación que trabajan como auténticos monopolios controlados por el Estado; ese es el origen de los puntos de vista de Chomsky, que luego se convierten en crítica directa al corazón del imperio.
Así, su oposición con respecto a las guerras ha sido permanente. No sólo desde que EU perdió la guerra de Vietnam en 1975 (que inició desde 1958) y elevó los costos no sólo para los excombatientes, sino para el consumo de las drogas que se permitió y “socializó” entre los jóvenes como mediada de contención a su rebeldía. “La guerra a las drogas —ha expresado el intelectual estadounidense en entrevista con el diario La Jornada— se inició en Estados Unidos como parte de una ofensiva conservadora contra la revolución cultural y la oposición a la invasión de Vietnam”. Nixon dixit.
Desde ahí, y posteriormente, con la permisibilidad del uso de drogas para soldados arma en mano y en pie de guerra, es que EU se convirtió pronto en el mercado consumidor más grande de estupefacientes del mundo, y el principal importador. Negocio aparte del control mismo de lo que Chomsky llama la revolución cultural, donde los jóvenes de su país han participado clara y abiertamente con el rock y otros instrumentos de protesta.
En México, Noam Chomsky es muy leído y apreciado. El mexicano no puede más que identificarse con los puntos de vista de un crítico del sistema. Y especialmente del sistema norteamericano. De sus tropelías, que son cuantiosas, e impactan también a los mexicanos. Desde la pérdida de territorios antaño mexicanos, pasando por la política exterior cuyo eje fue The Doctrine Monroe, pero desarrollada por John Quincy Adams, de “América para los americanos”; hasta llegar al Plan Mérida que pretende apoderarse del territorio en el sureste mexicano con sus energéticos y cuantiosos recursos naturales como el agua.
Pero sin desdeñar los planes y artificios que ha utilizado EU en contra de América Latina, donde se han orquestado todo tipo de operaciones para derrocar gobiernos democráticos en el siglo XX, mediante golpes de Estado en países como Chile, Panamá, Venezuela, Haití, Paraguay, Perú, Bolivia, Guatemala, Santo Domingo, Brasil, Nicaragua, Trinidad y Tobago, etcétera. Cuba, ni se diga Cuba, donde se trató a todas luces de derrocar a Fidel Castro.
A este y tantos temas más le ha entrado Chomsky con su análisis. Por eso, Latinoamérica, y no sólo México, tiene en Chomsky a un aliado que le dice sus cosas de frente a los gobiernos de su país. Y hay mucho que decirle a los gobiernos del imperio más grande del mundo. Incluso tratándose de las guerras contra el terrorismo. En este caso cabe, además, la suspicacia de que el propio George Bush y los halcones de Washington de la ultraderecha, hayan inventado el pretexto, como ha ocurrido en no pocas ocasiones con la CIA, el FBI y el Pentágono, tratándose de los intereses —que no de los amigos—, de ese país en el exterior.
Y los temas se desbordan. Y los puntos de vista de 100 libros de Noam Chomsky también. No obstante, ahora, y tratándose del último presidente Barack Obama, acierta cuando asegura que el cambio anunciado por este presidente es mera “ilusión”. Porque son las instituciones y no los individuos los que “determinan el rumbo de la política” interior y, consecuentemente, de la exterior. A lo más, dice el analista, Obama representa un giro desde la extrema derecha hacia el centro de la política tradicional.
Porque “las instituciones son muy estables y muy poderosas”. Y Obama es una criatura de quienes financiaron su campaña: “Las instituciones financieras, las energéticas, las empresas (grandes)”. Y los otros poderes, los poderes fácticos, que los hay al igual que en el resto del mundo. Carroñas del imperio. Y EU es el numero uno. En esas anda Noam Chomsky. Por eso es tan bien recibido en México, como en otros países.

21/septiembre/2009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario