Por culpa de la política, la educación pública en México está en la calle. No afuera de las aulas, sino en un pésimo nivel promedio en cuanto a la calidad educativa. Y lo que nos espera para este ciclo escolar 2009-2010, porque falta ver cuánto afecta el recorte presupuestal a la Secretaría de Educación Pública. Y aunque permaneciera intocable, de todas maneras, por todos lados les afectarán los recortes a los padres. Otro cantar es el de las escuelas privadas, que de entrada cobran cuotas elevadísimas (entre 500 y 700 pesos de inscripción), sin que ello garantice que la preparación de los niños y los jóvenes de los niveles elemental básico y secundaria —para no ir más arriba— esté garantizado por autoridades y maestros.
El tema viene a cuento porque este lunes, alumnos de las escuelas públicas y privadas se preparan para el retorno a los salones de clase, para el inicio del nuevo ciclo escolar, luego de las vacaciones de verano. Y las autoridades hacen lo propio: hacer la grilla para sacar ventaja. No se diga de la profesora y dirigente del sindicato de maestros, el SNTE, Elba Esther Gordillo, quien siempre está lista para avanzar en sus ambiciones de poder, y desde ya trabaja para asegurarse el control del sector educativo del país, que preocupada por recuperar los niveles educativos en México.
Sin programas educativos viables, porque los acuerdos y las alianzas no han mostrado su eficacia, el presente y el futuro de la educación están en la tablita. Por ejemplo, la Alianza por la Calidad Educativa que se firmó hace un año como directriz de una política educativa y de Estado para dotar a los alumnos de los elementos necesarios hacia un desarrollo integral, muestra más desventajas que avances. Los alumnos, simplemente no salen preparados para enfrentar los retos de su propio desarrollo, mucho menos los que plantea el mercado laboral que es cada vez más competitivo.
En el fondo está el hecho de que tanto al Estado como a las autoridades no les importa la educación pública, ni su consolidación vía una política educativa integral, con la planeación correspondiente para preparar a los educandos tanto en los conocimientos elementales como para su desarrollo personal.
El presupuesto educativo es, y seguirá siendo, una de las principales limitantes para avanzar y alcanzar, por ejemplo, las Metas del Milenio 2015. Pero también la falta de planeación, de programas de largo alcance y de capacitación de los maestros. Y eso urge, porque el impacto de los problemas encamina a la inversa educativa.
Con todo y que la matrícula es superior a los 25 millones —hay cifras que rondan los 33 millones: UNESCO— de alumnos de educación básica, que son los que ahora regresan a clases, los números se can en el camino. Y afectan a las familias, las células de la sociedad. Es el impacto del retroceso.
Según, por ejemplo, el compendio educativo 2008 de la UNESCO, la escalera de expulsados es muestra de lo dramático del sistema. En el nivel primario, 22 de cada 100 alumnos abandonan la escuela; en secundaria, el número aumenta a 32 x 100. Pero al ingreso del bachillerado salen otros 16. De tal manera que de los 100 iniciales sólo 24 cumplen el nivel medio superior. Y sigue el deterioro. De esos 24, únicamente 21 se inscriben en la Universidad y nada más 14 la terminan. Y de esta cifra, nada más el 3 por ciento muestran habilidades sobresalientes. En otra palabras. De los 33 millones de alumnos inscritos en el sistema educativo nacional, apenas el 2.5 porcentual, como 800 mil llegan a la Universidad, y de los cuales sólo el 80 por ciento se dedica a ejercer su profesión.
Pero otro problema es el rezago educativo. Según datos de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, en comprensión de lectura, matemáticas y ciencias, el rezago es del 65.9 porcentual en educación básica y media superior. Lo que imposibilita los Objetivos del Milenio de la UNESCO para el 2015. Es decir, la deplorable condición del sistema educativo nacional, según el organismo de Naciones Unidas, está arrojando al mercado laboral jóvenes con deplorable preparación en matemáticas, ciencias, español e historia. Lo que representa una desventaja competitiva frente a países similares de Europa, Sudamérica y Asia.
Es decir, que México tiene un sistema educativo regresivo. Y de eso tienen culpa tanto los últimos gobiernos federales, como aquellas instancias allegadas al sistema, como ocurre con el SNTE que encabeza Elba Esther Gordillo. La Maestra está más preocupada en obtener el control del sistema, de la SEP, que en mejorar la educación. Prueba de ello son los años que tiene al frente del sindicato de maestros, y no se ha ocupado más que de controlarlos. No se le han visto propuestas serias de mejora educativa.
En la presente coyuntura, por ejemplo, tiene a sus alfiles colocados, como a Reyes Tamez, para seguir ampliando su poder e influencia, más que resolver los problemas estructurales. Pero Gordillo es útil al sistema político, no al sistema educativo. De ahí se derivan otros múltiples problemas.
23/agosto/2009.
jueves, 24 de diciembre de 2009
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