jueves, 24 de diciembre de 2009

Zelaya, en México

Haciéndole el juego a la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, el presidente de la derecha mexicana, Felipe Calderón Hinojosa, invitó al presidente constitucional depuesto, José Manuel Zelaya Rosales, a visitar nuestro país y, por eso, llega este martes 4 de agosto. El objetivo es, según lo dio a conocer la propia Secretaría de Relaciones Exteriores, analizar las propuestas de Óscar Arias, presidente costarricense, de restablecimiento del poder institucional que incluye el retorno —condicionado, por cierto— de Zelaya al poder en Honduras, y la situación interna de ese país desde el golpe de Estado para acá.
Entre tanto, la violencia recorre las calles y ciudades más importantes de ese país centroamericano, que se tiñe de rojo con la muerte del tercero asesinado por las fuerzas de represión que el usurpador Roberto Micheletti orquestó para contener las manifestaciones de apoyo a Zelaya.
Pero como las iniciativas de Arias, la invitación de Felipe Calderón es otra más de las medidas distractoras que favorecen tanto al golpista Micheletti como a los Estados Unidos, y donde la secretaria de Estado, Hillary, está operando los intereses del imperio en América Latina, a sabiendas o no de “el negrito que no sabe nada de nada (según el ministro del exterior del golpista hondureño)”, el presidente Barack Obama.
Así, Felipe Calderón, abusando de la añeja tradición de la política exterior de México que ahora adopta con oportunismo —con declaraciones sobre el restablecimiento de los poderes no basta—, le entra al juego de la política exterior de EU, operando un engaño más a Zelaya y tratando de embaucar con eso a los mexicanos. Como si Calderón no supiera que los golpistas en Honduras, con Micheletti a la cabeza, fueron alentados por EU para matar varios pájaros de un tiro: 1) neutralizar a Manuel Zelaya, porque pese a su origen conservador intentó hacer reformas para beneficio del pueblo hondureño; 2) pararle los humos a Hugo Chávez, en al menos una doble vertiente: porque Honduras se convertiría más adelante en un seguidor de los pasos del presidente venezolano, quien ya estaba otorgando algunos beneficios vía Zelaya como participante de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA), intereses contrarios a EU; y, porque como lo ha solicitado The Washington Post hace tres días, se debe investigar el suministro de armas a la FARC en Colombia desde Venezuela, como los lanzacohetes de fabricación sueca; 3) para dividir la región y seguir manteniendo bajo control al resto de países, desde Centroamérica hasta la América del Sur. Comenzando por sujetar a Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Pero también a Ecuador, Venezuela, el Caribe y Brasil.
Por eso Calderón no tiene mucho qué ofrecerle a Zelaya. Tendrán una reunión sin resultados. Porque la propuesta de Arias pasa por el interés vil de los imperialistas de EU y el gobierno de facto de Honduras. ¿Cómo sería eso de que, según el acuerdo de San José, de regresar Manuel Zelaya al poder tendría que conformar un gabinete plural que incluya a los impostores? A aquellos sujetos que lo sacaron con lujo de violencia de su país tras el golpe del pasado 28 de junio…
Pero bueno, Zelaya ha aceptado la invitación de Calderón para venir a México, más cuando el mismo Micheletti trató de destituir a la malagueña a la representante diplomática de Honduras en nuestro país, Rosalinda Bueso, y la SRE rechazó el ingreso a la embajada del representante comercial del impostor y tres sujetos más.
Calderón no hará nada por impugnar al golpista de Honduras, porque EU fue quien lo impulsó a él y a sus secuaces. El golpe militar fue preparado con el conocimiento de Hillary Clinton y del Pentágono, e incluso perpetrado con la participación del embajador Hugo Llorens. Llorens es un exempleado al servicio de John Dimitri Negroponte (el operador del Irangate —el armamento para la contra nicaragüense entregado vía Honduras, pero pagado por la CIA con dólares procedentes del narco— exsecretario de seguridad de Bush, exrepresentante de la ONU y cerebro de la operación en Irak), y Micheletti tiene por asesores de cabecera a dos exempleados de Bill Clinton: a Lanny Davis y Bennet Ratcliff.
Una vez que acabó la guerra contra el terrorismo que se inventó George W. Bush, y destruyó a los gobiernos de Irak y Afganistán destrozando pueblos “enemigos”, y se quedó con el control de los energéticos de esa zona que incluye los plantíos de amapola de Afganistán; toda vez que gana el partido Demócrata y hay un cambio de política exterior de EU, voltean la cara hacia Latinoamérica como territorio descuidado, por cuestiones de “seguridad nacional”. Pero no. Negroponte, como Henry Kissinger lo hizo durante varias décadas, conoce de la importancia del control de esta parte del mundo para sus intereses geopolíticos y geoeconómicos. Por eso están de regreso, por eso la operación de planes como el Mérida y la intentona de incidir más en la lucha antinarcóticos en México. Porque los EU saben de los beneficios que obtienen. Latinoamérica, vamos. Por eso las agresiones continuarán.
Pero Felipe Calderón está jugando con las piezas diplomáticas de la señora Clinton y los diseñadores del golpe, porque los intereses imperiales en la región son fuertes. La misma operación que impuso a Micheletti. Calderón lo sabe. Y la tomadura de pelo es para Manuel Zelaya, a quien no le resta más que buscar apoyo de donde venga. Por eso la visita, para él, tiene más carácter de consolación que de logros importantes. Es aparte la importancia de México y de los mexicanos; más no de su presidente.

3/agosto/2009.

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