El 8 de agosto es el día “D” para César Nava, para el Partido Acción Nacional y para el Presidente Felipe Calderón Hinojosa. Ese día —el próximo sábado— ocurre el encuentro-asamblea de los consejeros que lo elijarán para asumir la presidencia de su partido. Habrá debate, y fuerte, entre las expresiones internas. Por eso es que el encontronazo será a puerta cerrada.
Pero es casi seguro que Nava quede. No obstante que el procedimiento mediante el cual llegó a la candidatura, vía la designación por Felipe Calderón y el posterior registro como el aspirante único, con todo el revuelo que causó entre sus compañeros y militantes y grupos de poder del partido.
No obstante, quedan todavía al menos dos opciones, en esto de la elección interna panista. Con todo y que estos últimos seis días serán definitorios; desde ahora hasta el sábado. La primera de esas alternativas es que Nava surja como el nuevo dirigente, pero la segunda es que no. Con mayores probabilidades en su primera alternativa.
Si Nava sale triunfador, será no tanto por la tan cuestionada imposición del presidente, cuanto porque pese a la suspicacia de los grupos opositores y los cuestionamientos al procedimiento, el partido en el gobierno no puede quedarse sin un líder nacional en las actuales circunstancias. Esa es una opción, la opción light, digamos.
Pero la otra opción es que Nava sea rechazado por el Consejo, porque el mismo tiene la facultad para votarlo en ambos sentidos. Porque, además, la división interna subsiste. Y si resultara en contra, será porque los yunquistas son fuertes opositores dentro de ese órgano de dirección del PAN, tanto al procedimiento como al propio Nava. Pero esta medida tiene sus riesgos y, probablemente los de El Yunque no lo asuman y terminen favoreciendo a Nava.
El mayor peligro resulta que ni siquiera los yunquistas estarían en condiciones de contravenir al presidente Calderón. Porque, de entrada, un voto en contra causaría mucho revuelo. Tanto al interior del partido como hacia afuera. Y en estos momentos, ni el partido ni el Presidente, ni los escenarios de baja representatividad panista se prestan para un riesgo de ese tamaño. Y parece poco probable que los consejeros se la rifen, aun con todo lo que afecta a sus intereses. Pero ahora son los intereses propios o los del Partido, los del Presidente y los de Nava.
Incluso el posible nombramiento de un interino, como se rumora que podría ser la propuesta yunquista, para meterle un calambre al presidente Calderón, es una alternativa. Peligrosa, pero al fin opción.
Pero este segundo escenario le metería más ruido al PAN, y no hay condiciones suficientes como para arriesgar todo por casi nada. Pese a que un interinato fuese considerada por los consejeros de El Yunque como la mejor opción, tendrían muchas complicaciones para renovar al partido desde ahí: desde el nombramiento de otro personaje como líder partidista.
Este proceder metería más ruido que soluciones viables. Sería, de todas maneras, como la única opción que les queda a los opositores de Nava y del propio Calderón, para revertir la imposición del amigo de todas las confianzas del presidente.
Todavía falta decir que esta segunda posibilidad sería como hacerse el harakiri. Sería increíble que aún la corriente más fuerte del PAN se atreva a perder tanto. Más cuando el reto que tienen enfrente con los espacios perdidos y el resurgimiento del PRI en el escenario nacional, las llevan de perder. Más ahora que el PAN tiene pocas posibilidades, incluso, de ser un apoyo importante para el Presidente Calderón.
De ahí que el líder del PAN, por los siguientes tres años puede ser Nava, con todas las piedras que todavía tendrá que brincar en el camino. Pero el reto que el PAN tiene por delante no es nada sencillo. No obstante que ya se vislumbran posibles alianzas, como la que están revelando los senadores de ese partido y del PRD, para que un integrante de este último asuma la presidencia senatorial.
Son las negociaciones que han dado a conocer Madero y Navarrete. Porque al PRD le toca llevar la presidencia del Senado, y al PRI no le conviene. O no quiere. Y quien no lo acepta es el senador Manlio Fabio Beltrones. Pero son las alianzas. Es decir, todavía el PAN no las tiene todas en contra. Y una muestra es esta alianza con el PRD. Pese a que antes sonaría imposible una alianza del PRD con el PAN, hoy parece un hecho. Y el “bueno” parece ser el senador Tomas Torres.
Una simple revisión de la agenda que tienen por delante el Presidente Calderón, el PAN, y el siguiente líder partidista, nos habla de la responsabilidad que Nava tiene enfrente. Al parecer así será, porque nadie se arriesgará a tanto en estas circunstancias de desventaja, luego de la debacle electoral del 5 de julio.
1/agosto/2009.
jueves, 24 de diciembre de 2009
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