La pandemia que puso a temblar al mundo, al parecer se confirma, tiene creadores. El virus de la influenza A H1N1 porta en sus genes tres de las variables más agresivas de bichos: aviar, porcino y humano, y no es tan “natural” como se supone. Es decir, la suspicacia de que hay gato encerrado en esto tiene sustento; responde a las ganancias millonarias que deja la fabricación de vacunas a las empresas-laboratorio de los países que invierten en investigación científica. Como siempre, la ciencia para ricos al servicio de los grandes capitales y no en beneficio de la humanidad, ni de los pobres.
Ahora que México está entrando a la normalidad social tras el cautiverio forzado de los habitantes de algunas ciudades, pero principalmente del Distrito Federal, es tiempo de voltear la cara hacia los orígenes del virus. ¿Los tendrá?
Lo habíamos referido ya en este espacio días atrás: La velocidad de propagación no responde a un ambiente de contagio “normal”. Y, agregábamos: Las vacunas también representan un negocio millonario para las trasnacionales de los países desarrollados. Jugoso negocio.
Ahora, días después que la pandemia parece ceder gracias a la participación de las personas que siguieron a pie juntillas las medidas anticontagiosas, comenzaron las denuncias de lo que está detrás.
Luego que la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que el contagio entre personas era por virus, y el lunes 27 de abril decretó la alerta en su nivel cuatro de riesgo, se advirtió que se trataba de una infección cuya propagación es a mayor velocidad que la última cepa pandémica de influenza que se registró en Hong Kong en 1968. Todo el sistema de prevención de los países quedó sorprendido por las características tan “novedosas” del virus que golpeó en México, pero brotó primero en los Estados Unidos, con todo y la amenaza de llamarle virus mexicano.
Y el colmo, los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC), sólo se enteró de la epidemia seis días después de que México comenzó a tomar las medidas de emergencia. Las secretarías de Salud y de Educación Pública, decretaron la suspensión de clases el 23 de abril. Con todo y que hace seis años la propia ciencia de EU declaraba que “el virus de la influenza porcina norteamericana había saltado a una aceleración evolutiva”.
Un poco de historia. Según fuentes confiables: todas las influenzas tipo H1N1 derivan de la cepa pandémica de 1918. Y la ineficacia de las vacunas desarrolladas en el tiempo contra esta epidemia es por la mutación anual del virus. Si de por sí no hay vacunas eficientes, entonces tampoco las hay para esta cepa “híbrida”. Otro dato. Según los científicos, la pandemia de influenza de 1918 que mató a entre 50 y 100 millones de personas en el mundo en 18 meses, no murieron por el virus sino por infecciones provocadas por bacterias, como el estreptococo neumonae.
Lo más temerario, también según científicos, la última epidemia global, la reciente pandemia rusa de 1977, comenzó con un “virus de laboratorio”. Es decir, que los datos de la actual tampoco concuerdan con los de una pandemia natural. Pero, de acuerdo con la agencia AP, hay analistas financieros que habían estimado un incremento de 388 millones de dólares en ventas para Tamiflu, y eso sin brotes pandémicos. Y curiosamente ahora, según informó la OMS este martes, enviaría el antiviral más “efectivo” contra la influenza A H1N1, el Tamiflu, en 2.4 millones de tratamientos a 72 países que requieren medicamento, incluido México. Tan pronto Seguridad Nacional de EU declaró la emergencia de salud, liberó el 25 por ciento, cerca de 12 millones de dosis de Tamiflu y Relenza, de la reserva nacional.
Pero el Tamiflu encierra algunos peligros, como se demostró recién en 2007, cuando Alemania comenzó a investigar 1,800 casos relacionados con dicho medicamento. Y no hace mucho, también Baxter, empresa farmacéutica norteamericana, estaba siendo investigada por distribuir la gripe aviar en 18 países, “como parte de la vacuna contra la influenza estacional”. Y se sabe ahora que es precisamente Baxter, la empresa que ha sido escogida para dirigir, junto con la OMS, los esfuerzos para contener la influenza en México. Hay otras empresas, como Gilead Sciences Inc, Roche, GlaxoSmithKline, igual tienen interés en los tratamientos.
Es decir, seguro que EU se alió con sus farmacéuticas. Quedó claro con el desdén que mostró Barack Obama a Felipe Calderón. Así lo editorializó el pasado fin de semana The Washington Post: “Obama no estuvo a la altura, como aliado, vecino y socio de Calderón. Al contrario, lo dejó solo”.
6/mayo/2009.
miércoles, 23 de diciembre de 2009
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