lunes, 21 de diciembre de 2009

Oportunismo católico

La Iglesia católica ya se metió al ruedo de la “grilla”. Y como cada periodo electoral desde los tiempos de Carlos Salinas de Gortari, la ofensiva de los representantes de la iglesia se da a conocer con sus primeras cartas sobre la mesa.
Como cualquier ciudadano, los curas pueden participar en emitir sus opiniones y hasta manifestar sus preferencias partidistas.
Eso sería cierto en un Estado completamente laico. Pero la iglesia no participa como cualquier hijo de vecina en política, sino le entra al ruedo con una estrategia bien definida y en favor de sus propios intereses, como institución.
Recordemos la modificación de varios artículos constitucionales: el 3º, el 5º, 27, 28 y 130; mejor conocida como reforma Estado-iglesias, que promovió el PRI tras el arranque de sexenio salinista y ampliamente avalada por el Congreso en 1992. Y fue precisamente Salinas quien, desde la toma de protesta, tuvo como invitados especiales a altos representantes católicos como Ernesto Corripio Ahumada, Genero Alamilla Arteaga y Girolamo Prigione. Y ya en su calidad de presidente, recibió a Juan Pablo II en su papel de Jefe del Estado Vaticano, en 1993. Es decir, Carlos Salinas permitió que la Iglesia católica tuviera una participación más activa en política, lo que no tenía desde los tiempos de Juárez.
De Salinas para acá, pero muy especialmente con los presidentes de origen panista: Vicente Fox y Felipe Calderón están desatados. No a favor de los fieles, sino de fines muy precisos.
Y se pronuncia, por todos los medios; sus órganos de difusión y desde el púlpito. Dice –por ejemplo– que los fieles deben valorar a los candidatos, pero igual a los partidos políticos; del debate actual que ocurre sobre el IFE entre las televisoras y los partidos políticos; se debe impedir que dinero ensangrentado del crimen organizado ensucie las ya de por sí desprestigiadas campañas. Que no se debe engañar —opina en el semanario Gaudium, de León— y manipular las pasiones políticas; que la mejor propaganda es el ejercicio de la honestidad…, etcétera.
Y Norberto Rivera llama, en el marco de la celebración del Día de la Familia, ayer en su homilía dominical a que todos los católicos reflexionen sobre los valores; a no dejar la educación en manos de la televisión y su programación plagada de controversias, o en instituciones educativas y religiosas; sin olvidar los valores de la honestidad y la sinceridad.
Es claro que a ningún vocero de la iglesia le interesa educar ni promover valores entre la sociedad. Muchos asuntos de pederastia de que han sido acusados no pocos clérigos siguen en penumbras, por decir lo menos. Simple moralina la de sus pronunciamientos.
El activismo católico más bien pugna por ganar terreno con mayores espacios en la televisión y en el radio, como ya los tiene en ondas la competencia de otras iglesias. Pero la Iglesia pelea por espacio gratis, quiere concesiones. Pero eso sería peor que la iglesia en manos de Lutero.
Como bien lo ha dicho Jorge Carpizo: la reforma constitucional del 92 de Salinas fue un grave error. La Iglesia sólo la ha utilizado para un activismo político que carece de relación con su actividad religiosa. Solo la usa para confundir a la sociedad y para presionar al gobierno, fortalecer su influencia y perseguir sus intereses. Muchos de esos privilegios ya satisfizo Vicente Fox durante su gestión. Eso debe parar. El camino que queda es dar marcha atrás a la reforma de 1992. Replantear la relación Estado-iglesias. Parar la mascarada de la “grilla”.

1/marzo/2009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario