miércoles, 23 de diciembre de 2009

Madrazo habla

Roberto Madrazo Pintado también tiene cosas que decir en esta coyuntura preelectoral y enrarecida que tenemos de país. Igual dice su verdad ahora que anda promoviendo el libro de su autoría bajo el título de El Despojo. Hace una serie de señalamientos que son importantes en función de su experiencia como gobernador de su estado natal, Tabasco (1995-2000); como dirigente del PRI nacional, y en su calidad de excandidato presidencial en el 2000, cuando compitió por su partido contra Felipe Calderón Hinojosa del PAN y Andrés Manuel López Obrador de PRD, alcanzando el 22.26 por ciento de la votación total emitida.
El tema de la impunidad ha marcado al país, dice en entrevista con la periodista Carmen Aristegui para su programa de radio. Pero hay eso y más. En una reflexión “amplia y profunda”, asegura, México tiene un Estado imbuido en la informalidad y, agrega, en la ilegalidad. No se trata de un asunto nuevo, sino que data de algunos sexenios, e implica algunos presidentes. Pero hay una reflexión todavía más aventurada —lo de aventurada por los alcances que tiene—: la ilegalidad. La ilegalidad por la penetración del narcotráfico en las altas esferas del poder. Por eso vivimos en un Estado como un cartel más. Es decir, el narcotráfico en las entrañas del poder y del Estado mismo.
Una situación de la cual no sólo hay conciencia, sino que ha sido preocupación de algunos políticos como lo fue del propio Luis Donaldo Colosio, quien apelaba a extirpar el narcotráfico de las cúpulas del poder y del Estado. Y lo último que vivió Colosio fue también lo más cercano: el sexenio de Carlos Salinas y el activismo del “hermano incómodo”. Es más, asegura Madrazo, Colosio no sólo creía que el narco debía ser extirpado, la corriente del narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, El señor de los cielos, buscó un acercamiento con él, a lo cual se negó.
Pero con él se fue la posibilidad del cambio. La bala que mató a Colosio fue la bala que enterró la reforma del poder. Luego entonces, al cuestionamiento de quién lo asesinó, se explaya: fue la traición y el despojo del sistema (político) que hace la conjura. Sin dar nombres, pero bien sería, como lo refirió el propio Salinas de Gortari: fue la nomenclatura.
Sin dar nombres, las referencias son evidentes: el SNTE sigue vivo; fue el sistema quien sostuvo la tesis del asesino solitario; Zedillo fue el enviado de José Córdova Montoya —el superasesor de Salinas, el vigía del picaporte— a la campaña de Colosio, etcétera. Y Luis Donaldo estaba decidido a evitar que el Estado se convirtiera en un cartel más. En esas estaba cuando el discurso del 4 de marzo, el aniversario del PRI. El “deslinde”, o lo que se interpretó como el rompimiento con Salinas.
Desde entonces ya se hablaba de un Estado penetrado por el narco, gobernado por los paramilitares, de un narco más poderoso que el Estado. Pero, si en esas estábamos desde los tiempos de Colosio, ¿en dónde estamos ahora?
En ese tenor, Roberto Madrazo anuncia que El Despojo es un recuento de esta situación política e histórica de México, en la pluma de un político que la vivió intensamente en su generación. Con recuentos como el poeta Octavio Paz, que en Tiempo nublado dice: “el sistema es para durar, no para cambiar”, así rememora.
Más allá de la coyuntura, vivimos entonces “el paso de un Estado disfuncional a un Estado fallido”. Y liga la reflexión con la actualidad en que el líder del PAN, Germán Martínez Cásares, está jugando al gatopardismo. Ello porque el ambiente preelectoral del 2009 puede estar peor que el del 2006, donde la elección presidencial se resolvió en los tribunales. ¡Una elección de Presidente de México que sale del acuerdo de un tribunal! Eso sólo ocurre en un estado sin control, ajeno a la normatividad.
Por lo mismo, como no hubo claridad en el ganador, Calderón le debe mucho a Elba Esther Gordillo. O como lo dice Madrazo, “Calderón es rehén de Gordillo”. Es el ejercicio de la delincuencia socialmente admitida, en referencia expresa.
Y ¿por qué avaló entonces el PRI la elección de Calderón? Para no llevar a México a un clima de ingobernabilidad, porque Vicente Fox se metió en la elección. Así lo admite Luis Carlos Ugalde en Así lo viví. Ni más ni menos.

19/mayo/2009.

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