lunes, 21 de diciembre de 2009

La herencia Bush

Desde el ejercicio del poder que duró ocho años, George W. Bush rompió el encanto de los estadounidenses porque devaluó sus niveles de vida, se peleó con el mundo que lo puso en contra, y rompió con algunos mitos que eran su sostén como país hegemónico.
Bush Jr. dejó un país en guerra (perdida, como en Vietnam, y) abierta en varios frentes: Irak y Afganistán, so pretexto de atacar al terrorismo internacional que encabeza Bin Laden, un antiguo colaborador de la CIA que sigue vivo, pero fue muy buen pretexto; heredó a EU el mayor déficit presupuestal de la historia; contribuyó a generar la crisis económica y financiera más profunda, comparable, tal vez, sólo con la del 29 del siglo XX; construyó unas pésimas relaciones diplomáticas con el mundo, que le reviró, por lo menos, en el odio musulmán y de los países invadidos; y salió de la casa Blanca como el peor inquilino en la historia de su país.
Eso sí, dejó contentos a sus amigos petroleros texanos, y se fue con la cartera llena de dólares. Bush gobernó para los grandes corporativos multinacionales locales, algunos grandes bancos y unas cuantas empresas; particularmente se aventuró en el negocio de la guerra para favorecer a las petroleras de Texas.
Pero perdió, sobre todo, la hegemonía del imperio en el exterior. Derrochó su papel como policía del mundo; perdió en su estrategia expansionista en Asia Central; no ha ganado su lucha contra el terrorismo internacional, y dejó un país en ruinas para un presidente que lo releva sin mucho margen de maniobra.
Por eso el nuevo presidente, Barak Obama, tiene frente a sí tremendo reto: un imperio con una economía en ruinas, que no será fácil enderezar. El primer señalamiento contra Bush ya lo hizo en el sentido que le dejó grandes sumas fuera de los libros, y eso incluye el verdadero costo de la guerra en Irak y Afganistán. “Ese tipo de contabilidad deshonesta no es la forma de manejar el presupuesto de una familia –dijo ayer– y tampoco es la forma en que el gobierno debe manejar sus presupuestos”.
Por ello, Obama necesita recuperar la confianza, tanto interna como del mundo. Pero eso o será fácil con tantas piedras en el camino. El primer objetivo de Obama es sacar al país de la crisis económica, no obstante está proponiendo al Congreso de su país un presupuesto de 3,6 billones de dólares para 2010. Es decir, aumentar fuertemente el gasto público. Pero la base de su propuesta está en recabar más impuestos de los ricos, como fuente adicional de tributación. La recaudación es deficitaria desde la Segunda Guerra Mundial en 1,5 billones de dólares, o más del 12 por ciento del PIB de EU. Ese es un buen argumento.
El paquete que tiene ya entre manos Obama, recientemente avalado por el Congreso, por los 787 mdd, como dice, será insuficiente si no se toman otras medidas adicionales. Pero lo más importante: necesita recuperar el liderazgo mundial, y sus bonos están muy devaluados para eso.
El gigante tiene pies de barro. La profundidad de la crisis lo ha dejado vulnerable, y el modelo de libre mercado tiene a la economía mundial que lidera al borde del abismo. La recesión carcome a sus principales socios, los países desarrollados. Y el imperio se desvanece. Mala pata la de Bush. Mala racha la de Obama.

26/febrero/2009.

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