lunes, 21 de diciembre de 2009

Feria económica mundial

Cada quien habla como le va en la feria. Y en estos tiempos de recesión económica mundial, los países desarrollados de lo que hablan es de cómo van a salir de la debacle que les pega, porque las pérdidas están afectando sus bolsas, sus monedas, sus balanzas de pago y las ganancias de sus empresas multinacionales que están regadas por muchos países que también padecen dificultades económicas.
No por algo se dice que esta crisis es similar a la debacle de 1929 del siglo XX, porque les está pegando a los ricos pero arrastran con el resto. Pero lo que no alcanzan a evaluar todavía los gobiernos y los economistas de los países desarrollados, es que las consecuencias pueden ser todavía mayores. No obstante los monetaristas de la Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos, por ejemplo, ya pronostican que la recesión norteamericana podría llegar a su fin a mediados del año en curso, para iniciar una recuperación saludable hacia la mitad del 2010. Con todo y que el cuarto trimestre de la economía podría ser tan malo como el último del año pasado, que registró una tasa negativa del 6.3 por ciento. Optimismo sin fundamento, el de la FED, porque no hay señal alguna de recuperación, sino todo lo contrario.
En cambio, los países en desarrollo (un término mal empleado porque las condiciones bajo las que se dirigen y organizan sus economías son impuestas desde los centros financieros de mundo desarrollado) ven las cosas diferentes y se plantean medidas más realistas sobre el tipo de acciones a tomar para que la mismísima economía mundial retome el crecimiento.
Esa ha sido una preocupación de algunos líderes como Michel Bachelet de Chile y Luis Ignacio Lula de Brasil, quienes han delineado su postura en torno al tipo de políticas urgentes para paliar la debacle e impedir que se derrumben las expectativas de los ciudadanos, quienes resultan ser siempre los más afectados.
Para Bachelet, la recesión mundial, más que amenazar con un desplome bursátil es una amenaza para un desplome social a los países; porque el mundo está viviendo una crisis de modelo de desarrollo que traerá consecuencias sociales graves. Por ello, aprovechando esta crisis financiera global, los países desarrollados deberán emprender una reforma profunda a aquellos organismos financieros como el FMI, y se le otorgue legitimidad a través de la entrada de los países emergentes, como los de Latinoamérica.
Lula, por su parte, plantea también que esta crisis ha sido causada por el comportamiento irracional “de gente blanca y de ojos azules”, porque no se conoce “a ningún banquero negro o indio”, por lo que los países desarrollados deben asumir su responsabilidad ante esta crisis mundial. Y al igual que su homóloga Bachelet, Lula se pronuncia en contra del proteccionismo de los países desarrollados.
Por otra parte, y con todo y el optimismo de la FED en EU, la OCDE —o el club de los países ricos, a los que pertenece México sólo para aparecer en las estadísticas y en la pizarra de las bolsas del mundo en los últimos lugares— en voz de su titular, José Ángel Gurría, el patriota que negoció para entregar al país a los pies de los estadounidenses y canadienses con el mal negocio del TLCAN, ha dicho que la contracción del año será de un 4.2 por ciento para toda la economía mundial.
No obstante la postura de los presidentes chilena y brasileño, el presidente mexicano Felipe Calderón desborda de optimismo cada vez que trata el tema de la crisis mexicana, pese a que la economía está cayendo y para el presente año podría presentar, según el diagnostico optimista de Banamex, una contracción del 1.5 porcentual (si no es que más), en tanto el primer trimestre caería hasta un 3.5 por ciento.
Es decir, en tanto algunos líderes de Latinoamérica se pronuncian por que los países desarrollados asuman su responsabilidad y contra el proteccionismo, aquéllos están pensando sólo en la manera de proteger sus sistemas financieros. Como ocurre con EU, donde el titular del Tesoro, Tim Geithner, propone sólo un “regulador de riesgo sistémico” para vigilar a las empresas financieras no bancarias, como fondos de cobertura y firmas de capital privado y así estabilizar la economía, en lugar de adoptar medidas específicas contra el sistema financiero bancario y bursátil que ha arrastrado a todos al abismo. Cada quien su feria.

27/marzo/2009.

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