Siguen los debates en torno al asunto de las drogas en México y en Estados Unidos. Es el tema central de la visita del presidente del vecino del norte, Barack Hussein Obama, esta semana a México. Será la discusión sobre cómo atacar el problema, porque es el pretexto para encargarse de la “seguridad nacional” de EU. Y es la prioridad número uno del nuevo presidente de los estadounidenses.
Sobre eso rondarán las discusiones y propuestas de parte de ambos presidentes, Felipe Calderón Hinojosa por México y Barack, por EU. Es la agenda, no obstante se traten otros asuntos de interés, por cierto, para EU y no tanto para México. La razón es simple: la problemática la han estado colocando sobre la palestra los estrategas de Obama. Ni Hillary Clinton, la secretaria de Estado, Janet Napolitano, la secretaria de Seguridad Nacional o Eric Holder, el secretario de Justicia, hablaron de otra cosa que de la inseguridad, la criminalidad, la violencia que se gesta de este lado de la frontera y se corre hasta su propio territorio con el narcotráfico y el crimen organizado.
Desde luego que el asunto es grave, pero los señalamientos son más en contra de México que de EU. Hay más responsabilidad de la parte mexicana que de la estadounidense. No obstante el reconocimiento de EU de que Felipe Calderón está enfrentando al crimen organizado con las Fuerzas Armadas, el vecino del norte reacciona militarizando la frontera, y no con propuestas más comprometedoras de su parte. Nada qué hacer con la investigación del manejo financiero de los dólares al interior de sus bancos; nada se dice tampoco de la detención de integrantes de las bandas organizadas que controlan la distribución en su país (apenas ayer se dio a conocer que unos 700 mil pandilleros controlan el 58 por ciento de la distribución de estupefacientes en territorio de EU e incluso extienden sus tentáculos al menos Alaska y Hawai, con datos de agencias de seguridad, entre otras la DEA y la CIA); nada se dice del qué harán para detener el consumo en el principal mercado consumidor de drogas en el mundo; cero de lo que afecte sus intereses. Porque las drogas representan dinero contante y sonante en las arcas de los bancos, y la venta de armas, el otro gran negocio, un tema sobre el que podría hacer mucho EU. Pero nada, oídos sordos simplemente.
Pero no sólo los operadores —Hillary, Napolitano y Holder— de Obama que llegaron de avanzada a México han delineado el tema de la cumbre Calderón-Obama, también los funcionarios mexicanos que han declarado en torno a la problemática conjunta no pasan de lo mismo. Grave error del gobierno mexicano, por cierto. Porque en la agenda de México están los temas migratorio, el de las remesas, el de la valla fronteriza, la no militarización de la frontera, los problemas en el intercambio comercial (productos y transporte, etc.); la propia venta de armas, la falta de control de parte de EU sobre las cuentas de los narcotraficantes mexicanos, entre otros.
Pero no. Incluso los propios funcionarios mexicanos insisten en la agenda del vecino: aquello que más le interesa al presidente Obama y a sus operadores. Por ejemplo, el recién nombrado secretario técnico del Consejo Nacional de Seguridad Pública, Monte Alejandro Rubido García, que depende de la Secretaría de Gobernación, se ha apresurado a señalar que en los últimos seis meses ha bajado (qué bueno que han bajado, por cierto) la estadística de los “homicidios” relacionados con el crimen organizado. La disminución es del 26 por ciento, porque la cifra cayó de 2 mil 644 a mil 960, entre el último trimestre de 2008 y el primero del 2009. Y los asesinatos asociados al narcotráfico redujeron en 82 por ciento: bajaron de 178 en febrero a 31 en marzo, en aquellos estados como Chihuahua, Baja California y Sinaloa. Todo, gracias a los “operativos” del gobierno federal.
Del mismo modo, el embajador en Estados Unidos, Arturo Sarukhan, llama al gobierno de Washington a poner fin al flujo de armas y de dinero hacia México, porque ello brinda a los carteles de las drogas los medios para “corromper, sobornar y matar”. Lo cual es cierto. Y Sarukhan agrega que, el levantamiento en 2004 de la prohibición a la venta de armas de asalto de estilo militar había sido un factor crucial, porque incrementó la incautación de ese tipo de armamento en México. Es más, también es verdad que el gobierno mexicano calcula que el 90 por ciento de armas en poder de los carteles de la droga proviene de EU.
Pero el gobierno mexicano debía insistir en el diálogo sobre los temas de su agenda. Prepararse, la víspera de la visita de Obama a México.
13/abril/2009.
lunes, 21 de diciembre de 2009
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