El ambiente preelectoral con rumbo a las elecciones del 5 de julio entrante, ha estado plagado de irregularidades y descontrol para los ciudadanos que sólo han visto pasar en los medios de comunicación la trifulca que han escenificado el Instituto Federal Electoral, por un lado, y las televisoras por el otro.
En tanto el calendario electoral sigue su curso, está próximo el inicio de las campañas una vez que los partidos políticos definan a sus candidatos a los distintos puestos de elección popular.
Ayer transcurrieron las elecciones en el Distrito Federal, para definir las candidaturas a jefes delegacionales, a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y a la diputación federal. En este caso, el proceso fue abierto y con la participación tanto de perredistas como de simpatizantes y ciudadanos libres que quisieran salir a apoyar a los candidatos de las diferentes corrientes internas perredistas.
Pero la elección del 5 de julio representa algo más que las votaciones perredistas en el DF. Es la prueba de fuego para la reforma electoral del 2007, que no ha pasado su primer reto: la del manejo de los espots por parte del IFE, a favor tanto de la campaña del propio instituto para los ciudadanos, como de los partidos políticos.
La rebeldía de las televisoras en transmitir los espots recomendados por el órgano electoral conforme a la pauta del mismo, devino en discusiones y rebatingas cuyo escenario fueron las pantallas de televisión, porque tanto Televisa como Tv-Azteca transmitieron a su modo. Pero no sólo eso, también la emisión superpuesta transgredió el sentido inicial de los partidos y del propio IFE. Y, por si fuera poco, las sanciones a que se hicieron acreedoras las empresas de televisión, se redujeron luego de los amparos tramitados por aquellas ante el tribunal electoral.
La otra prueba de fuego de la reforma electoral del 2007 será la propia elección del 5 de julio, cuando se renueve la Cámara de Diputados con la elección de los 500 diputados federales a ocupar las curules. Así como las gubernaturas de los estados de Campeche, Colima, Querétaro, San Luis Potosí, Nuevo León y Sonora.
Así, en tanto el órgano electoral ha estado en la picota frente a los ciudadanos que en julio se convertirán en los electores cuando ejerzan su derecho al voto en urnas, los partidos políticos tienen sus propios calendarios.
Y los tiempos de cada partido son los de las definiciones de sus candidaturas, pero también de cómo desarrollarán sus campañas políticas frente a los medios de comunicación y de cara a una sociedad que cada vez padece el desencanto del sus propios representantes en los órganos electorales, y en aquellos espacios de toma de decisiones como sucede con las gubernaturas y las jefaturas delegacionales en el DF.
Se acerca también el tiempo en que los buenos deseos hacen presa del ciudadano que espera que los candidatos ofrezcan las más y mejores propuestas u ofertas que representen los intereses de los ciudadanos implicados.
Pero si las cosas siguen como hasta ahora entre el órgano electoral y las televisoras, los perjudicados dejarán de ser los actores y se filtrará hasta los partidos, los candidatos; pero peor aún, hasta los ciudadanos mismos. Y. si hay un factor que se debe cuidar, es el de la credibilidad del ciudadano tanto en el proceso electoral como en los órganos de representación.
Por ello, lo que sigue ahora para los partidos es cómo debatir de cara a los ciudadanos para convencerlos que el proceso en puerta tendrá elementos de credibilidad, pese a las diferencias constantes entre el IFE y las televisoras.
15/marzo/2009.
lunes, 21 de diciembre de 2009
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