Aunque quisiéramos no hablar de lo mismo, la amenaza está latente. El virus de la influenza, o influenza porcina, sigue como un peligro creciente. Hasta ahora en el Distrito Federal van 22 casos registrados de muerte por esta causa. Pero en los demás estados de la República están creciendo los reportes. Parece epidemia generalizada. El problema es que lo único que se sabe es que proviene de los cerdos; es decir, mutó y ahora ataca a los humanos. Y le tocó a México, aparentemente por ahora, sufrir la peor de las crisis por este mal.
Las autoridades están haciendo lo que pueden, pero seguramente resulta insuficiente, porque ni siquiera hay las vacunas. Por la novedad del virus, es un bicho nunca visto, y todavía no se desarrolla el antiviral para contrarrestarlo. Dependemos de los laboratorios de los Estados Unidos, que fueron los que dieron la voz de alerta, el que pronto se descubra alguna dosis que ayude. Por lo pronto sólo hay que tomar medidas precautorias para no ser víctima del ataque. Sólo el sistema inmunológico de las personas podrá proteger a cada cual. Hay que fortalecerlo.
En el Distrito Federal las luces están entre la alerta amarilla y la roja. Es la entidad con más infectados. El caso es que las autoridades no quieren generar pánico entre la población. Además es lo correcto. No habría porqué alterar el ánimo de los capitalinos. Con todo y que nadie sabe cuánto dudará ni en cuántas personas de todas las edades estaría activo. De cierto que se trata de una crisis pasajera. Pero la amenaza es real, por ahora.
El gobierno federal ha tomado también las precauciones para tratar de mantener la calma y alentar a la población de que hay las medicinas suficientes y los recursos para que cualquier infectado sea atendido de inmediato. Han sido las declaraciones del presidente Calderón. Lo mejor, como se ha dicho reiteradamente, es seguir las normas elementales de aseo, como lavarse las manos, taparse la boca al estornudar, no saludar de beso y, si se puede, ni de mano a todas las personas.
En Estados Unidos se ha decretado el estado de emergencia, el anuncio lo hizo Janet Napolitano. La aplicación de medidas extremas, porque el virus está atacando en estados como Nueva York, Ohio, Kansas, Texas y California, para un total de 20 casos. Se rumora ya, incluso, que al presidente Barack Obama lo han recluido en un resguardo subterráneo; de esos que son para proteger a los presidentes en caso de atentados atómicos. A ese grado llega la sicosis. Pero eso sirve para que instituciones de EU proporcionen mayores recursos para el estudio y apoyo de la investigación en los laboratorios y centros de estudios epidemiológicos de ese país.
Tanto EU como México están en espera de encontrar alguna solución. También las instituciones y laboratorios mexicanos están haciendo su trabajo. El presidente Calderón dijo ayer que se han reportado mil 384 casos de personas que han padecido neumonía, un indicador posible del virus. De ese total, 929 han sido dados de baja; 364 permanecen en vigilancia y hay 81 fallecidos. También en desbordante optimismo, el presidente aseguró que en 72 horas se contará con laboratorios especializados para identificar el virus. El mal amenaza otras entidades, como SLP con 76 y 10 muertes, Querétaro, Oaxaca, Querétaro, Veracruz, Hidalgo, etcétera.
Mientras tanto, las calles en el DF y el Edomex lucen vacías. Las personas parecen temerosas, recluidas en sus casas. Más el fin de semana. Quienes andan por las calles, lo hacen con tapabocas y pocos se saludan entre sí. El virus da al traste con cierta amabilidad y cortesía del mexicano.
Pero los recursos comienzan a fluir. El secretario de Hacienda ha anunciado que el Banco Mundial dispuso para México recursos por 205 millones de dólares con 25 millones inmediatos. También la OMS enviará fondos, y el gobierno de EU, como lo anunció Barack Obama. No es asunto de recursos sino de toma de conciencia de la población, pero ayudan.
26/abril/2009.
lunes, 21 de diciembre de 2009
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