jueves, 24 de diciembre de 2009

Shock por la crisis

Calificada por el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, como la peor crisis económica de los últimos 65 o 70 años (80, para hacer referencia a la crisis del 29, en el siglo pasado), la que está atravesando la economía mundial por la abrupta caída en los volúmenes de comercio que arrastrada también a la de México, y afectada por la caída en los ingresos públicos y fiscales, el boquete del financiamiento para el año 2010 será cercano a los 300 mil millones de pesos.
Tremendo faltante de recursos porque han caído los ingresos petroleros, en lo que califica el mismo Carstens como el shock financiero más grande de los últimos 30 años (en referencia a la crisis de la deuda de México con Estados Unidos, de 1979, tras el anuncio de Paul Volcker del aumento en tasas de interés de la Reserva Federal), porque nunca en un solo año habían disminuido en esa proporción los ingresos.
Un país donde el sistema recaudatorio es tremendamente deficiente, y con unas finanzas públicas colgadas casi exclusivamente en sus ingresos de las ventas del petróleo crudo al exterior —porque la paraestatal Pemex aporta aproximadamente un 67 por ciento del total de ingresos del gobierno federal—, donde se le carga la mano al causante cautivo y hay tamañas injusticias porque el cobro de impuestos termina siendo inequitativo, selectivo y desigual, hoy padece unas consecuencias no previstas.
Son algunas de las conclusiones de la reflexión del titular del ramo en una concurrida audiencia pública sobre “La evolución de la crisis económica y las medidas emergentes para enfrentarla”, organizada por el Senado de la República.
Así, la caída en el comercio con el exterior por la disminución de los volúmenes de ventas de artículos exportables, los efectos de la influenza A/H1N1, y la disminución en la plataforma de producción y venta de crudo al exterior, son los causantes de la debacle en el diagnóstico de Carstens.
En lo que va de la actual administración, la plataforma de Pemex ha caído en cerca de 700 mil barriles diarios, y para el 2010 es previsible, según datos de Sener y Pemex, de 800 mil barriles al día.
Al detalle, los ingresos petroleros son: “una caída de 211 mil millones una parte grande, los 158 mil es el resultado de menor precio y volumen de extracción de petróleo; por otro lado 115 mil han respondido a los menores precios de gas y a la fijación de los precios de las gasolinas, y un factor que nos ha contrarrestado esto es el mayor tipo de cambio que ha aumentado nuestros ingresos de exportación, y el neto son estos 211 mil millones de pesos.”
Del resto de los impuestos, los no petroleros, ISR, IETU e IDE, independientes e interactuantes, han significado una caída de la recaudación de 92 millones de pesos: “en IVA 112 mil millones menos, y otros impuestos en 63 mil millones en caída, para un total cercano a 270 mil millones de pesos en conjunto”.
Así, para enfrentar esa disminución “históricamente alta”, de los ingresos para el año 2010, de cerca de 300 mil millones de pesos, el secretario propone algunas medidas: 1) Plantear la posibilidad del déficit moderno y asociado a la recaudación tributaria; 2) otras medidas de ingreso y mejoramiento en la administración tributaria, tal que resuelva la disminución de los ingresos; y el peor de los intentos de Carstens, 3) usar medidas de gasto público, como “reducir programas y gastos, tratando de proteger al máximo los programas esenciales de crecimiento, competitividad, de combate a la pobreza, y obviamente esto requerirá buscar mucho mayor eficiencia y calidad de los egresos, y seguir progresando en todos los temas de un mejor gasto público, mayor transparencia en todos los niveles de gobierno, en el cual se ha avanzado mucho.”
El diagnóstico Carstens no menciona, claro, la disminución en los ingresos vía las remesas de los connacionales que radican en EU, así como tampoco el sistema inequitativo de la recaudación; el impacto del Tratado de Libre Comercio con América del Norte en la economía mexicana que de libre no tiene más que el nombre; el abandono casi total del campo mexicano o con programas selectivos como el Procampo; los ingresos salariales de los trabajadores que han perdido tal poder adquisitivo que no alcanza para lo mínimo; la parálisis de la economía desde la entrada en vigor del modelo neoliberal en el país que impulsa el libre mercado; otras variables como la inflación colgada de la contención salarial, la tasa casi fija de la cotización del peso frente al resto de las monedas de mundo. Pero sobre todo: la falta de un proyecto de desarrollo integral como motor de desarrollo nacional.
El nivel de inequidad en la distribución de los ingresos que acarrea un elevado de pobres, y profundiza la desigualdad. Nada de eso existe en el diagnóstico del titular de Hacienda. Así como tampoco el subejercicio presupuestal que arrastra la administración actual desde la anterior. El castigo a los culpables por el derroche del ingreso petrolero en tiempos de boom. Y, entre las medidas de gasto corriente, la disminución de los elevadísimos salarios que han ejercido los panistas desde que están en el poder.
Diagnóstico de shock, gabinete de shock, gobierno de shock.

11/agosto/2009.

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