jueves, 24 de diciembre de 2009

El circo del futbol

Enajenante. “Al pueblo pan y circo”. La máxima romana de embaucar, o entretener simplemente al pueblo. Para que no reaccione ante las condiciones de mala vida impuesta por el imperio. En su caso, el romano. Pero el mundo no anda lejos con el futbol, ese deporte masivo que arrastra los mismos principios, pero ahora fuertemente mercantilizado, globalizado.
Son muchos los mexicanos que toman al futbol como deporte. Pero son los más, quienes lo adoptan como espectáculo. Y no se pierden algún partido. Sean de simples torneos, o partidos de final. Estos últimos, las más socorridos. Porque el mundo rueda en torno a un balón de fut. Un dicho apalancado por los mismos comentaristas del deporte en la televisión.
Porque el futbol es un deporte masivo. Reúne a multitudes en su entorno. Las finales de un torneo en cualquier país, como México, son socorridas. Pero las semifinales y finales de un Mundial, son el negociazo del mundo. Es el negocio redondo. Un deporte que va de lo popular a lo mundial. Los muchos consumidores que se reúnen en torno a un televisor para apreciar un partido definitivo, alcanzan record en rating. No se queda atrás el negocio por el elevado costo del boletaje en los propios estados, del país que sea.
Pero se trata, antes bien, de los grandes negocios en por lo menos dos tipos de empresas. Unas, las trasnacionales de los medios de comunicación. Otras, aquellas que anuncian sus productos en este marco, que también son trasnacionales, principalmente de los países desarrollados. Los que se llevan la mayor tajada del pastel.
Aquellas que monopolizan, porque adquieren los derechos de transmisión —como las norteamericanas—, compran al costo que sea por obtener la exclusiva, y luego comercializan. Otras son, igualmente aquellas empresas, también de corte trasnacional, las que acaparan por países esos derechos de transmisión de los partidos; de los mundiales de futbol, especialmente.
Los anunciantes, los que pagan los derechos, son los usufructuarios de los tiempos que venden los corporativos de comunicación —la señal, pues— a precios de oro. Abajo, siguen las empresas que ofrecen sus productos. En este renglón están muchas de las que imponen la moda en el vestir, de “marca”, el distinguir del hombre moderno, también a escala mundial. Las automotoras, las de ropa de todo tipo—de elite, pues— y calidad y multiplicidad de productos deportivos, cerveceras, etcétera.
Son estas, con el auxilio de sus empresas colocadoras o agencias de publicidad —las que elaboran los promocionales—, quienes llenan posteriormente las tiendas de deportes, en su caso, para la venta de los productos. ¿Cuántos millones de dólares no se mueven en torno a un mundial de futbol? Eso: millonadas.
Pero la situación descrita hasta ahora es un tanto la parte oficial del asunto. Más lo que ronda tras bambalinas genera otro tipo de negocios, “oscuros”. Es decir, la explosividad del futbol da pie a otros muchos problemas, no tan recientes, que se derivan del balompié, porque se han generado en torno a él, más que de otros deportes. Particularmente en las grandes ligas, en los grandes equipos del mundo. Con sus respectivas dimensiones, claro.
Es esa otra cara que tiene, y no, qué ver con el deporte, y el espectáculo. Esas triquiñuelas que están más allá del entretenimiento de los televidentes, pero involucra a los jugadores mismos. Es el “negocio” del tráfico de personas, los jugadores; acompañado de problemas de corrupción, drogas, dopaje, delitos fiscales, etcétera, que mueven millones de dólares.
Tan sólo recién, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha dicho que el futbol es un vehículo perfecto para lavar dinero. Refiere cobre todo en Europa. Porque, según investigación del Grupo de Acción Financiera del organismo, son los delitos señalados, además de los miles de millones de dólares que mueven las cinco grandes ligas: España, Italia, Inglaterra, Alemania y Francia. Tan sólo la temporada reciente —la Liga de Campeones, europea—, se generaron ingresos por más de 11 mil millones de dólares. Nada despreciable. Tan sólo en 2007, según el informe, Europa generó 19 mil 400 millones de dólares, 10 mil de ellos procedentes de las cinco referidas ligas.
Y todavía falta escudriñar la relación del futbol con la parte del crimen organizado, que es compleja. Por los millones de futbolistas que participan, y los miles de intermediarios y los agentes de los futbolistas. Pero hay agentes que operan sin licencia a través de una comunidad exclusiva, que impide la transparencia en operaciones de compraventa de jugadores. Aparte los derechos que tienen las empresas sobre los deportistas, que incluyen “paraísos fiscales”, según dicho informe. En América la proporción es menor, pero tampoco las cosas andan tan limpias.
Por ahora, los mexicanos celebran que el equipo nacional le haya ganado al de EU, por marcador final de 5 a 0 en Copa de Oro. Que no sea la última. No obstante, habrá que cuidarse de los negocios turbios. ¿O aquí no? Por lo pronto, hay que festejar, porque estas golizas no llegan a cada rato.

26/julio/2009.

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