miércoles, 23 de diciembre de 2009

¿Cuál PRI?

Ok. Ya está. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ya ganó mayoría en el Congreso, y cinco de las seis gubernaturas en disputa. La elección de este 5 de julio castigó al PAN, y le dio el premio al PRI. Fue una simple y llana decisión ciudadana, con el voto efectivo, reflexionado, meditado y en contra del partido en el poder. Ha sido un voto consciente.
No es que en otras elecciones no lo haya sido. Sólo que en esta ocasión fue muy dirigido. Se vio claro en aquellos estados y municipios donde el PAN tenía el control; la gente salió a votar en contra. Como en el llamado “corredor azul” del Estado de México (Naucalpan, Tlalnepantla y Cuautitlán).
Es decir, que Acción Nacional ya cansó a la ciudadanía con tanta mentira y pocos resultados, en apenas un sexenio y la mitad del otro; el uno de Fox, el otro de Calderón. El palabrerío, las simples promesas desde el titular del Ejecutivo para abajo, han caído de la gracia ciudadana.
Eso desde el gobierno, con promesas sin sustento. Una guerra contra el narcotráfico sin sentido. Una economía hecha trizas. Un partido para unos pocos, porque los panistas se ocupan sólo de los socios. Como el caso de la señora Zavala, la esposa de Calderón, que otorgó el 85 por ciento de las concesiones de guarderías del IMSS a simpatizantes del PAN. La vida de los infantes en medio de los intereses y simpatías interpanistas.
Pero es el estilo personal de gobernar del PAN. Al titular del Ejecutivo, a Felipe Calderón, no le importan sus promesas. Hizo una campaña de mentiras porque se olvidó pronto de legitimarse como el “presidente del empleo”. Todo lo contrario, la economía está en la debacle por la crisis. Es un asunto del pasado, podría argüirse. Pero nueve años no son pocos para cultivar resultados, y éstos no llegan.
La conducción del país al estilo panista, arroja frutos sólo para los amigos empresarios, y para los de casa. El PAN no gobierna para todos. Por eso la gente se cansó.
Pero ahora viene la verdad para el PRI. Y la pregunta obligada es ¿qué tipo de PRI es el que está de regreso al poder? ¿Será el mismo del pasado?, porque hasta ahora no hay evidencias de lo contrario, en tanto la refundación con meros propósitos. ¿Será que el PRI ha aprendido, desde la oposición, cómo hacerle para responder a sus votantes, así como a los mexicanos sin distinción? ¿Habrán entendido la lección de que gobernar no sólo es enquistarse en el poder, sino atender a la pluralidad política y social? Recordemos que el país tiene entre los pendientes otras tantas demandas para salir de la debacle de pasado, mismo que contribuyó a crear el PRI durante los últimos gobiernos, desde Miguel de la Madrid hasta Ernesto Zedillo.
Pero, para citar las más urgentes: faltan la reforma del Estado, la reforma electoral, la reforma económica, y no sólo las “estructurales” que van en el sentido neoliberal de privatizar a beneficio de unos cuantos. También una reforma al sistema judicial de fondo; otra al sistema federal y municipal, entre otras pendientes.
Pero tampoco la sociedad de ahora quiere el regreso al sistema autoritario del presidencialismo; lo contrario, hace falta renovar dicho sistema para hacerlo más funcional. Mucho menos la ciudadanía espera el mismo partido del fraude electoral, del ratón loco, del embarazo de urnas, de la compra del voto ni del fraude cibernético, etcétera.
La ciudadanía espera un PRI moderno, abierto democrático y plural. Incluyente, porque sectores como los jóvenes no están representados dignamente; las mujeres no alcanzan todavía los mismos derechos ciudadanos que los hombres.
El ciudadano quiere un partido “institucional”, no uno excluyente, sectario, monolítico y cerrado. Tampoco de camarillas o grupúsculos de poder. No quiere un partido para hacer política por la vía del amiguismo o del influyentismo. Ese tipo de partido, con muchos de los vicios referidos, anidó en gran medida el PRI de antaño. Por eso el referente del dino; del poema de Monterroso que le quedó como anillo al dedo: “Y cuando desperté, el dinosaurio todavía estaba ahí”.
En pocas palabas, la preferencia ciudadana del pasado 5 de julio, no le da carta abierta al PRI para reproducir los vicios del pasado. Tampoco para esperar promesas, engaños, tomaduras de pelo. Eso no quiere la gente. Anhela respuestas útiles y prácticas, resultados. Los mexicanos quieren lo que el PAN despreció: compromisos y metas. Por eso el voto a favor, aunque no fue un cheque en blanco. Por eso el regreso del PRI. Esperemos que de otro PRI. De lo contrario, el ciudadano ya descubrió la utilidad de su voto: con tache o sin él.
Lo ocurrido el 5 de julio no es, precisamente, la confirmación de la alternancia en el poder. Lo más seguro es que el PAN pierda y luego tarde en regresar. Eso significa que no estará muy competitivo para el 2012. Se la buscó.

6/julio/2009.

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