jueves, 24 de diciembre de 2009

División del PAN

Como se preveía, la elección del nuevo presidente —interino— del Partido Acción Nacional no soluciona los problemas al interior de ese instituto político. Los agudiza. La elección de César Nava en el cónclave del Consejo Nacional, por 290 votos contra los 39 nulos luego de cinco largas horas de debate, fue más un asunto de conveniencia de los Consejeros que de consenso.
El problema es que no podían elegir a otro candidato porque no lo había. Sólo el “amigo” del Presidente Felipe Calderón, el único que se registró para contender por el liderazgo. Por eso no había más que de una sopa. Y no era la falta de candidatos, o de interesados en dirigir al PAN en esta etapa.
Era, o mejor dicho, fue el procedimiento de nombrar a dicho candidato lo que trajo protestas y divisiones al interior del PAN. Contra eso arremetieron quienes, al final de cuentas, asistieron al cónclave a protestar y para anular su voto. Entre ellos, el propio Santiago Creel —Manuel Espino, García Cervantes, Humberto Aguilar, Javier Corral, y los seguidores del grupo—, tan molesto porque no se le tomó en cuenta y protestó antes dé, como si fuera un hombre de grandes propuestas y tremenda influencia al interior de PAN.
Es más, en la comisión de análisis de la derrota electoral pasada, nombrada de “Reflexión y Análisis”, Corral rechazó participar.
Pero Creel ni es un panista de talla, y tiene mucha cola que le pisen, como el delicado asunto de las televisoras, las autorizaciones para los casinos y juegos de azar, etcétera, mientras ejerció como secretario de Gobernación en el sexenio de Vicente Fox. Nada qué ver con las propuestas de “Unidad, el Estado de Derecho, el Desarrollo, la Inversión y el Empleo”, de los añejos (del 2005) Acuerdos de Chapultepec —de los cuales se dice siempre promotor—, que por lo además se jacta con tremendos bríos. En el fondo lo que pretende el verdadero Creel, es llenar al vacío que está dejando libre el activismo político de bajo perfil del panista de las concertacesiones, Diego Fernández de Cevallos. Pero está como muy Verde para eso todavía. Con todo y el alto ego que se carga.
Pero en la elección de Nava ganó la mano que meció la cuna. Calderón necesita un partido a modo. No sólo para enfrentar la nueva etapa electoral que se avecina en el 2010 —14 procesos, en 10 de los cuales se disputarán las gubernaturas—, también las renovadas y difíciles condiciones de la política que se hará desde el Congreso.
Juzgue usted como una desventaja, porque los amarres importantes no ocurrirán para el PAN dentro del PAN, sino dentro de los recintos legislativos.
Es decir, en realidad desde ahí es dónde se requiere el apoyo para el gobierno, para el Presidente Felipe Calderón. Y ese será un espacio importante para quien coordine a los panistas. Será, tanto en el Senado como la Cámara de Diputados, donde se cocinen las propuestas del PRI y del PRD (aunque no tanto por este último, por la merma en representatividad como sello logrado en la elección del 5 de julio), para disputarle la carrera del 2012 a Calderón.
Es ahí donde el Ejecutivo requiere a sus verdaderos interlocutores. No tanto en el liderazgo del PAN. Con todo y que los panistas tienen el reto de las elecciones, por ahora lo más importante es ejercer un buen gobierno —si es que al mismo Calderón le interesa todavía—, y para eso es importante el aliado partidista. Porque los jaloneos estarán con los nuevos actores.
Y en eso, tal vez Felipe le está calculando mal; es decir, que los hombres de sus confianzas deberían ir a las cámaras, y no tanto al partido. En esto habrá secuelas por una mala decisión. Porque por ahí apunta el activismo de los partidos, principalmente el PRI. No de gratis Beatriz Paredes está decidida a irse a coordinar a los priistas a San Lázaro. Y a la misma Paredes le va a interesar más negociar con los líderes de las cámaras, que con el dirigente del partido. Por el sólo hecho de que desde ahí hará el PRI hasta lo imposible por ganarle más terreno del arrebatado en las pasadas elecciones al propio Calderón, para preparar el retorno priista a la silla presidencial en el 2012. Los temas serán por la mejoras del país, en los terrenos económico y social, principalmente.
Mientras tanto, el “amigo” de Calderón ya llegó al liderazgo del PAN. Falta ver que logran con eso, tanto el Presidente, como Nava, por el partido, por la negociación y su permanencia en el poder. Por lo pronto el escenario está complicado para los panistas. Porque además de enfrentar los procesos electorales, el dirigente tendrá que lidiar primero con sus coterráneos. El divisionismo seguirá empujando por imponerse, tengan o no razón los impugnadores. Esas serán las muestras más palpables de la falta de consensos y solidez que requiere en nuevo líder de PAN. Y las fallas de origen de procedimiento y la elección misma.
Limpiar las heridas le puede restar tiempo y energía a Nava, en lugar de emplearlo en mejorar al partido y apoyar a Calderón que lo puso. La suspicacia de origen y la falta de unidad será un reto latente. Será como dormir con el enemigo. Pero el PAN va hacia el declive. El nuevo líder es un síntoma más de lo mismo.

9/agosto/2009.

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