jueves, 24 de diciembre de 2009

Federalismo, ¿y el municipio?

En el México de hoy, donde según la letra constitucional, “el pueblo mexicano puede constituirse en una República representativa, democrática y federal compuesta por estados libres y soberanos en todo lo que concierne a su régimen…” (Artículo 40, texto vigente de la Constitución), se asoma el trastrocamiento del sistema federal. La base de la gobernabilidad cernida.
En la república democrática que pregona el sistema político mexicano, el federalismo y el municipio van de la mano. Y, si alguno falla, o no funciona como debiera, se trastoca la operatividad de un esquema que pone en riesgo la representatividad, la democracia y la gobernabilidad misma del sistema desde su base en que se constituye el municipio como célula elemental del gobierno y de autonomía local. Porque el municipio es al país como la familia lo es a la sociedad: unidades indivisibles y cimientos de la institucionalidad.
En la actualidad, donde el gobierno emanado del PAN desde la presidencia con Vicente Fox primero, y ahora con Felipe Calderón, el sistema federal está padeciendo un sismo en su cimentación. La base económica está cayendo porque muchos municipios se han declarado en quiebra. ¿Cómo funcionará así el sistema de gobierno?, ¿cómo, sin recursos, el municipio garantizará la prestación de los servicios comunitarios?, ¿cómo pagar al policía, al recolector de basura, o al resto de los servidores públicos, si no reciben su salario mínimo debido para el sustento de sus familias?, ¿con qué pagar para el abastecimiento de los servicios básicos a la sociedad municipal?
Sin atribuciones para recaudar impuestos, ¿con qué herramientas se deja al municipio para enfrentar las demandas?, pero, ¿qué hacer si la federación no proporciona los mínimos indispensables?
Al parecer, en la actualidad con los gobiernos emanados del PAN, tanto el federalismo como el municipalismo están en desuso. Al menos porque en la práctica no operan como debieran. Y es que no basta con exigir que en el terreno municipal, por ejemplo, haya gobierno y exista gobernabilidad. Se deben proporcionar las herramientas.
Es verdad que resulta muy cuestionable el término y la aplicación del llamado Estado fallido para México, tanto por el origen de la idea—procedente de los estrategas de seguridad nacional de EU de la ultraderecha que reinó a sus anchas durante el gobierno de George W. Bush, en una burda generalidad que mete en al mismo balde a México con Irak, Pakistán e Irán, con afanes francamente intervencionistas de los asuntos propios de un Estado soberano pero que en su momento el presidente Fox no supo defender—, como porque para hablar de un Estado fallido se requiere ausencia total de gobierno y/o, en todo caso, la existencia de amplios territorios dentro de un Estado bajo controles ajenos o de otro tipo. Bien se podría decir que el Estado colombiano está fallando desde el momento en que la guerrilla controla amplios territorios, y sojuzga a la población bajo la imposición incluso de una forma específica de gobierno. Son poderes no constituidos dentro de los cánones de legalidad o legitimidad del Estado en comento, que en el caso mexicano podría identificarse con los poderes fácticos que sometan a control alguna parte del territorio nacional. Pero eso no ocurre del todo porque persiste la presencia de autoridades estatales de un modo u otro; débil o no.
El problema más reciente y que se ha generado y hasta desatendido por los gobiernos del PAN, es que los municipios, en casi en un 70 por ciento de los 2,438 del total, hay crisis financiera por la falta de recursos. Lo peor es que la ineptitud del titular de la Secretaría de Hacienda, Agustín Carstens, pone oídos sordos al asunto pero insiste en su propuesta de aumentar impuestos o crear algunos nuevos para este mismo año y no se diga para el entrante, el 2010.
Carstens se hace el occiso, porque ha dicho que no tiene la información del problema. Sí la tiene del recorte aplicado, pero no de los efectos que causa. En plena declaración periodística, ha declarado, a pregunta expresa de posible quiebra de los ayuntamientos, que “no”. Y agrega, “aunque no tengo la información de la situación de cada uno de los ayuntamientos…”.
Atole con el dedo del gobierno es que el titular de Hacienda pretenda “bursatilizar” el Fondo de Estabilización de en lo correspondiente a las entidades federativas, porque eso no resuelve el problema de fondo. Menos si se pretende ignorar la magnitud del problema.
A ver. Hacia dónde conducen al país los gobiernos de PAN, si no se otorgan los recursos que les corresponden a los ayuntamientos. Acaso los presidentes municipales resolverán los problemas, entre ellos los de inseguridad, sin el otorgamiento de los fondos correspondientes. Acaso si uno de los mayores problemas del país es el crecimiento de la inseguridad, por el flagelo del narcotráfico y el crimen organizado, no se está llevando al terreno municipal a un callejón sin salida.
No es la primera vez que se ha dicho que una parte importante de los municipios están bajo control económico de los narcotraficantes porque compran a los hombres del campo para la siembra de la droga, tan sólo hablando de la cannabis. El descuido de los gobiernos locales está llevando al país, así sí, hacia la ingobernabilidad.

16/agosto/2009.

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