miércoles, 23 de diciembre de 2009

Reflexiones del foro

Interesante resultó, y afortunadamente con gran aceptación, el foro que organizó De Nuevo El Día para discutir la seguridad bajo el renglón de “La Seguridad en la Coyuntura Político-Electoral”. Con motivo del 47 aniversario de su fundación que se cumple el 26 de junio, y con el ímpetu de realizar eventos donde surjan ideas para contribuir a la solución de los “grandes problemas nacionales”, como los vio Andrés Molina Enríquez en la primera década del siglo pasado, el panel presentó un alto nivel de discusión, de análisis y de propuestas.
Surgieron tantas aristas del problema como compromisos y tareas. La seguridad que demanda claridad desde el punto de vista conceptual, dadas las diversas facetas que presenta. Elena Jeannetti, analista de reconocimiento internacional por su especialidad en materia de la seguridad nacional, dice que ésta no debe confundirse con la seguridad pública ni con la seguridad del ciudadano. La seguridad como compromiso del Estado, misma que los gobiernos deben atender prioritariamente, no sólo como bandera política, mucho menos como eslogan de campaña en estos tiempos preelectorales, o de elecciones intermedias.
Así lo expresó Yuri Serbolov: “Si los gobiernos no otorgan la seguridad social, no se alcanza la seguridad en el país”, después de hacer un análisis histórico del Estado y la organización social. Para eso hace falta, como lo expresó el maestro Adolfo Machorro, “el diagnóstico del problema de la delincuencia”, un análisis que el gobierno de Felipe Calderón nunca realizó, tampoco antes de declarar la guerra contra el narcotráfico.
El problema destaca en la palestra nacional desde por lo menos las últimas dos décadas. Antes de ese tiempo, la seguridad aparecía en los medios como tema marginal, comenta Raúl Fraga. “Fue durante las décadas de los 80 y 90 cuando la inseguridad asaltó las planas de la prensa nacional”. Los acontecimiento de 1994 impactaron el escenario nacional, como fue el alzamiento del EZLN en Chiapas el 1 de enero, y el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, cometido el 28 de septiembre del mismo año. Una situación que se agravaría posteriormente con el crimen de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia y malogrado sucesor de Salinas.
En ese mismo tenor, Max Morales precisa que hace 20 años el secuestro no estaba en la agenda nacional. Un delito “que impacta en el corazón de las familias y de la sociedad”. Todavía más sentido que los asaltos, los homicidios, el robo de autos, etcétera. En otras palabras: “El principal problema de la seguridad es el secuestro”, con costos que alcanzan un elevado porcentaje y tiene también alcances políticos, como la caída de un gobernador en Morelos.
Pero eso no es todo, México padece las secuelas de la estrategia estadounidense contra la inseguridad; los efectos de sus acciones para preservar la seguridad nacional propia. Desde el asalto terrorista a las torres gemelas, el vecino del norte colocó a la seguridad nacional como elemento prioritario de su agenda. Es más, el propio Barack Obama abandonó la lucha contra el terrorismo de Bush, para sustituirla por la seguridad nacional. Con ese pretexto cuida su frontera sur afectando a México.
Para contrarrestar eso, dice Jeannette, no existe siquiera un sistema de organización para fortalecer al país. Como tampoco hay propuestas para una reforma judicial a fondo, en auténticos planes de desarrollo. De ahí la pobreza de las propuesta de los candidatos de los diferentes partidos en sus campañas. Es más, como agrega Fraga, la seguridad no figura siquiera en las propuestas partidistas. No se aquilata el problema, pese a que la seguridad incide precisamente en los escenarios de la gobernabilidad en México. Y, también, que la delincuencia organizada aparece como la bujía del narcotráfico, y amenaza la estabilidad y la tranquilidad social.
Si bien Ernesto Zedillo creó el sistema de nacional de seguridad pública, el aparato quedó como un gran elefante blanco, porque “no hubo corresponsabilidad entre lo que se gastó y lo que se alcanzó”, al decir de Fraga. ¿Cuál proyecto de nación?, se cuestiona Jeannetti. Para ello se deberán “aprovechar las alianzas estratégicas”, propone Fraga. Y en el ¿qué hacer contra la inseguridad? Machorro recoge algunos puntos de la doctora Jeannetti: desentrañar las causas que lo generan, no sólo los efectos; el componente internacional que resulta clave; la capacitación de los servidores públicos; la realización de estudios estratégicos; un enfoque multidisciplinario; considerar los derechos civiles y humanos; brindar seguridad a los negocios; e intensificar la colaboración internacional en materia de seguridad.
En fin, como propuso Yuri: hace falta un Estado que brinde garantías, así como un presidente que se rija por normas y leyes, no por intereses. Para no tener un país fragmentado desde las ciudades más involucradas como Monterrey, Guadalajara y el propio DF, hasta las menos como Culiacán, Mexicali o Cd. Juárez, como describió Machorro. Tema para discutir, propuestas para secundar. Incluyente, la responsabilidad alcanza a todos los sectores. Pero la sociedad civil y los medios de comunicación tienen la palabra, frente al mutis del poder.

19/junio/2009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario