miércoles, 23 de diciembre de 2009

Retos urgentes

Entre los asuntos primeros que se tienen que enfrentar en el país, a partir de la nueva conformación de la Cámara de Diputados en su 61 legislatura, están las demandas urgentes de la sociedad: el empleo y la seguridad.
Replantear los problemas de la economía por todas las vías posibles para salir de la crisis, hasta llegar a la generación del millón 600 empleos anuales que se requieren, un más o un poco menos, es tarea que tiene que enfrentarse con decisión y propuestas claras para operarlas desde el poder legislativo, el Ejecutivo y todos los sectores involucrados; es tarea de la nueva bancada del PRI.
Redefinir la estrategia emprendida por el poder Ejecutivo, en manos de Felipe Calderón, de la guerra contra el narcotráfico con resultados fallidos hasta ahora, puede muy bien ser el método para reparar en los daños que se han causado a la sociedad por el flagelo del crimen organizado.
Más allá de que la agenda partidista y priista —del PRI porque es el partido que recibió el voto (de esa suerte de neoesperanza) tras el hartazgo de los ciudadanos por los gobiernos del PAN, luego de nueve años de ejercer el poder presidencial con resultados nulos— señale sus propios puntos, como la política social, la política laboral e incluso la política fiscal, las prioridades son estas dos: el empleo y la seguridad.
La seguridad sigue siendo la principal demanda, luego de los ríos de sangre que corren desde que el presidente del “empleo” se propuso enfrentar a las bandas del crimen y el narcotráfico en México, luego de décadas de permitir que el flagelo creciera tanto al grado del desbordamiento. Esto incluye los dos gobiernos presidenciales panistas, y hacia atrás hasta por lo menos el sexenio del expresidente Miguel de la Madrid. Corresponsabilidad sexenal, desde luego.
Porque en el caso de esta guerra, si no se quiere hablar de descontrol, sí al menos de poner en jaque al Estado mismo al punto de colocarlo en situaciones de ingobernabilidad, porque hay amplios territorios en el país que parecieran tierra de nadie. No porque la autoridad no esté presente, sino porque los maleantes generan tanta violencia en puntos estratégicos del país que supondría un descontrol casi total de autoridades. O bien es contubernio. Esto significa el involucramiento de autoridades policiales y de otros niveles de gobierno, en un grado tal que, o bien son actores del propio delito o protectores que cuidan la ilicitud de las actividades de las bandas organizadas delictivas.
Con todo y que el PRI traiga una agenda con las prioridades señaladas en rojo, estas dos son las más sentidas por la población y por las que requiere priorizar el partido que en esta próxima legislatura que arranca el 1 de septiembre en la Cámara, y con el apoyo del PVEM, alcanzará fácilmente mayoría para reorientar al país con sus iniciativas propias y los candados suficientes a las que envíe el poder Ejecutivo desde ahora y durante los siguientes tres años.
Avanzar le conviene tanto al PRI como al gobierno de Felipe Calderón. Cada uno con sus razones fundadas. Al actual gobierno porque para la sociedad está claro que no ha logrado lo suficiente en los dos terrenos señalados: el empleo y la seguridad. Pero también porque si persiste en la parálisis para la segunda parte del sexenio, no sólo no tendrá posibilidades de competir, mucho menos ganar en la elección presidencial en el 2012.
En cuanto al PRI, que si bien ahora tiene el voto de confianza del ciudadano, necesita con urgencia mostrar resultados para que la gente lo considere viable en la siguiente sucesión presidencial. Es interés, entonces de los dos: PRI y gobierno calderonista. Parece utilitario el asunto y anticipado porque restan tres años, pero en la política mexicana los balances así son y las decisiones se toman con tiempo. Con antelación los grupos políticos se preparan, toman decisiones y trabajan en interés de sus metas.
Tras la elección del 5 de julio pasado, se presume, los ganadores han sido los ciudadanos que inteligentemente castigan al PAN a la vez que premian al PRI, bajo la condición de que éste brinde resultados, se renueve como partido otrora dinosáurico y abandere las causas ciudadanas. Dentro de las cuales está, como prioridad de fondo, la reforma del Estado. Un tema que incluye el resto de las necesidades que se tiene en los terrenos de la política, la economía y la propia sociedad para cambiar a México.
Y no se trata de poner toda la carne al asador, con las elevadas expectativas que se le otorguen al PRI, es la urgencia de hacer algo por un país que anda más a la deriva, en tanto la gente está desesperada y sin salidas aparentes, situación que los panistas no vislumbran siquiera en su horizonte de país. Para el PAN sólo existen sus intereses particulares, como han registrado los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón.

12/julio/2009.

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