miércoles, 23 de diciembre de 2009

El fiasco del empleo

Pues casi nada. Resulta que, ahora cuando están de moda las campañas político-electorales en el país, y que faltan sólo 20 días para las elecciones del 5 de julio, vienen a colación las promesas incumplidas.
De los pies a la cabeza. Vayamos arriba. Resulta que así como en su turno el presidente José López Portillo, por ejemplo y para no ir tan atrás, prometió que defendería el peso “como un perro”, o que los banqueros “no nos volverían a saquear” cuando decretó la nacionalización bancaria; ni una cosa ni la otra. Y no se lo inventa nadie, el tiempo lo dijo, porque la devaluación fue galopante y los banqueros sí nos volvieron a saquear.
Tal y como el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado, aseguró la “renovación moral” como premisa para cambiar la conducta de corrupción imperante entre funcionarios y empleados del gobierno, cuando le cayó la crisis encima se le alborotó el gallinero y todo fue una trifulca, porque comenzó a subastar un buen número de las empresas paraestatales por las exigencias de firma de las Cartas de intención del Fondo Monetario Internacional (FMI), el aval neoliberal para recibir apoyos y salir del bache. Aquellos funcionarios que contaron con la información privilegiada, por lo menos obtuvieron ganancias por brindarle al mejor postor las posibles ventajas. La renovación moral quedó como tomadura de pelo.
Carlos Salinas de Gortari, siendo presidente, prometió llevar al país al “primer mundo” cuando promovió al TLCAN, el tratado con EU y Canadá. Pero el único que llegó al primer mundo fue el propio Salinas porque se fue a vivir al extranjero, a Irlanda concretamente, después de entregar un país destrozado en muchos sentidos. El levantamiento zapatista el mismo día de la firma del TLC; los asesinatos de José Francisco Ruiz Massieu, del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, y de su posible sucesor Luis Donaldo Colosio, con un tremendo clima de descomposición política que amenazaba al propio sistema político. El grueso de la economía en manos del Estado, terminó por privatizarse con la llegada de cuántos prestanombres para apoderarse de jugosas empresas —se presume que muchas quedaron en manos del propio Salinas a través de intermediarios— y la crisis se hizo sistémica sin alternativas para la gente, los trabajadores, los mexicanos.
El relevo de Ernesto Zedillo Ponce de León, al asesinato de Colosio fue de relativa parálisis porque el país no avanzó. Se mantuvo en el error. El llamado “error de diciembre”, hundió todavía más al país en la debacle y el deterioro del poder adquisitivo se profundizó, así como el diferencial del ingreso se volvió más al extremo. Los ricos más ricos y los pobres más en la calle, golpeando especialmente a las clases medias. La tibieza de Zedillo logró que la inestabilidad política del país avanzara entre la tormenta ya alcanzada.
El cambio de estafeta cuando llegó Vicente Fox Quesada al poder, trajo la esperanza del “cambio” al hartazgo que tenía la gente por el septuagenario partido en el poder y el ahogamiento por la crisis. El descontento de los mexicanos era tal que Fox se presentó como la opción de que, una vez en el poder, las cosas comenzarían a cambiar. Pero el presidente salido del PAN no sólo nunca intentaría siquiera negociar políticamente la transición —todo que quedó únicamente en alternancia—, tampoco tuvo operadores políticos que la iniciaran. Como no estaba entre los preceptos electorales de Fox, ni era un principio del PAN, la expectativa se volvió desencanto.
La llegada de Felipe Calderón Hinojosa al poder tras una elección todavía más engañosa que la del propio Carlos Salinas frente a Cuauhtémoc Cárdenas, lo marcó con el sello de la ilegitimidad que lo orilló a emprender acciones como sacar al Ejército a patrullar las calles de importantes ciudades del país para dar un golpe de timón (todavía de mayor magnitud y peligrosidad que el de Salinas con la detención de La Quina) contra la delincuencia organizada y el narcotráfico. Pero Felipe se vendió como el “presidente del empleo”. Pues resulta que, como el resto de los presidentes ha quedado en promesas.
Datos arrojan que de noviembre del año pasado a la fecha, en lugar de crearse el millón 500 mil empleos anuales, se han perdido 600 mil en medio año. Tan sólo los primeros cuatro meses del año fueron 200 mil. Y los datos proceden de la iniciativa privada, del CEESP. Y las promesas de arriba.

14/junio/1009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario